Cuando llegamos la casa estaba por limpiar, así que tuvimos que esperar al sol a que vinieran, sin poder descargar las cosas. Habíamos pedido cuna y trona, pero no estaban. Cuando vinieron a traerlas, solo trajeron la cuna, con lo que tuvimos que ir nosotros a por la trona a la inmobiliaria. Por cierto, si la hubieran limpiado un poco tampoco habría pasado nada... La wifi estaba desconfigurada y no funcionaba, con lo que la tuvimos que reclamar también. Al segundo día tuvimos invasión de hormigas en la cocina, por lo que no podíamos tener ahí la comida. Y lo peor de todo es que en la casa no había aire acondicionado, y en la inmobiliaria ni lo sabían, ya que al reservar daba la opción de aire acondicionado, al margen del precio inicial. Imagínate en plena ola de calor con un bebé de 10 meses... Eso sí, la inmobiliaria se prestó gustosamente a dejarnos un ventilador que tenían en el almacén. Pero si íbamos nosotros a por él. Y para rematar, la última noche se fue la luz de toda la urbanización de 2 a 4 de la mañana. Total, que tuvimos que irnos a la orilla de la playa que corría una mínima brisa, porque la casa era un infierno sin el poco aire del ventilador... Y todo esto con un bebé... En resumen: falta de previsión total por parte de la inmobiliaria