Noa alojamos mi marido, mi hija y yo. Tuvimos unas vacaciones de escándalo, desconectamos y descansamos, que para eso íbamos. El trato con la dueña fue increíble, siempre pendiente de nuestras necesidades y haciendo que nos sintiéramos cómodos, como en casa.
Aunque ella vive allí, la finca es tan grande que, si quieres, ni la ves.
Tiene rincones mágicos por toda la finca y unas vistas impagables.
Esperamos volver pronto.
Muchas gracias Daniela, por todo.